El hecho ocurrió en la tarde de este martes en un local comercial ubicado en el kilómetro 9, donde dos mujeres actuaron bajo la modalidad mechera llevándose del lugar varios objetos que estaban en las estanterías.
El rubro del comercio atacado es regalería donde ingresaron dos mujeres en la que una de ellas distraía, mientras la otra guardaba los objetos en una cartera. Tras algunos minutos ambas hicieron como si ningún producto les terminó de interesar, abrieron la puerta y se marcharon.
Toda la secuencia quedó grabada por las cámaras de seguridad que disponen en el lugar.

El jefe de la Unidad Regional III de la Policía de Misiones, Crio. My. Rubén Darío Duarte, se refirió a la recuperación de las cámaras de seguridad dado que ya están funcionando 24 de las 25 que existen en la ciudad.
Duarte recordó que “después de dos semanas -a mitad de año- que no funcionaban ninguna cámara, se corrigió y comenzaron a funcionar 16”. Posteriormente, tras una charla frustrada con una empresa de Posadas, se coincidió con la Municipalidad en la necesidad de gestionar un nuevo equipamiento necesario para el monitoreo de las cámaras ya que, con el que se contaba, permitía solamente el control de 16 cámaras por lo que había otras 9 que no se podían utilizar por la falta de esa tecnología.

Duarte indicó que la adquisición de ese nuevo equipo, cuyo valor ascendería a aproximadamente 7 millones de pesos, fue con dinero de la Municipalidad y permite el monitoreo hasta un total de 32 cámaras. Fue esta incorporación que permitió que comiencen a funcionar las cámaras que faltaban y actualmente lo hacen 24 de las 25 cámaras. La que no funciona está dañada.
Duarte indicó, dado la capacidad del equipo adquirido, que “queremos que para diciembre estén funcionando 32 cámaras, o sea, que hay en proyecto 7 cámaras más así que esperamos que a fin de mes tengamos eso” para poder “seguir ampliando los puntos estratégicos y seguir avanzando con este tipo de monitoreo”.
Señaló que todo esto “es un avance importante para Eldorado”, recalcando que las nuevas cámaras a incorporar “vamos a reforzar la zona oeste”.
Consultado si estas cámaras tienen una real utilidad, Duarte afirmó que “sí, obvio que sirven” tanto de manera preventiva como también “sirven como elemento de prueba ante la investigación de un hecho”.

En la parte preventiva indicó que, “con la escasez de recursos que tenemos en Eldorado, estas cámaras nos ayudan un montón” y aclaró que “la calidad de imágenes va mejorando”.
Otro aspecto que mencionó el funcionario policial fue que se cuenta con el recurso humano necesario para desarrollar el monitoreo sin interrupciones. “Nuestra logística nunca se vio colapsada, siempre se dio respuestas”, indicó.
Para concluir, comentó que recibieron teléfonos de alta tecnología que se dispusieron en los patrulleros por los que los mismos están “geolocalizados” lo que “nos facilita evacuar la demanda de los requerimientos de manera urgente”.

El problema no es nuevo y se acentúa con el tiempo. Los vecinos ya no saben que hacer y en los últimos días optaron por hacer publicaciones a través de las redes sociales para exponer lo que están viviendo.
Sandra Kachuk, presidente de la Comisión Vecinal Provisoria, contó a Canal 9 Norte misionero que “estamos muy complicados con este tema y hace muchísimo tiempo que venimos reclamando un poco más de seguridad y paz para nuestro barrio”.

Ella señaló “hemos hecho muchas reuniones con diferentes funcionarios, inclusive, con la viceintendente Lorena Cardozo, que está al tanto de toda la situación, y ahora no nos queda otra que hacer las publicaciones de todo lo que vivimos todos los días a través de las redes sociales para ver si estos mensajes llegan a los funcionarios y a las fuerzas”.
El barrio Giachino está ubicado en el kilómetro 3, tiene una sola calle y un rasgo muy singular, solamente los vecinos domiciliados en el veril oeste pertenecen a Giachino dado que los que residen al frente son del barrio 20 de Junio. Entonces, sería un total de 30 casas las que forman el barrio.
“La calle es intransitable” comentó Kachuk, a la vez que también aseguró que “nosotros no tenemos luminarias porque nos robaron los cables, tenemos a los famosos robacables en el barrio”. Serían dos o tres farolas que estarían en funcionamiento para una calle que tiene una extensión de aproximadamente 300 metros.

Kachuk indicó que “durante todo el día tenemos a gente que son ajena al barrio, que pasean y se hacen dueño de lo ajeno, muchos de ellos son consumidores y están en situación de calle”. Añadió que muchas de estas personas están identificadas porque, por lo general, se los encuentra en algunos semáforos.
La Presidente de la Comisión Vecinal comentó que “usamos el recurso legal de las denuncias”, pero tampoco han surtido efecto, por lo que se optó por las publicaciones en las redes sociales. Y llamativamente, el lunes, luego de esas publicaciones, “puedo decir que tuvimos una noche un poquito más tranquila, porque pasó, por lo menos, el patrullero”, afirmó Kachuk.

“La seguridad no mejora”:
Kachuk analizó que “la seguridad no mejora” debido a que “el consumidor, el delincuente, tienen mucho más beneficios y más protección que la gente que realmente sale a trabajar”, ejemplificando que “si te topás con un delincuente dentro de tu propiedad y le das una paliza al delincuente que te estaba robando lo tuyo, tu sacrificio, y el que tiene problemas sos vos, jamás lo va a tener él… el que termina con un proceso en la justicia, enquilombado, siempre es el ciudadano que labura”.
Recalcó que en Giachino uno de los problemas es la droga. “En mi barrio hay búnkers, que ya se informó y todavía no tenemos respuestas”, expresó y acotó que a esos lugares “hay personas que traen objetos robados al barrio para cambiar por sustancias”.
Indicó que tras realizarse las reuniones sucede que “se les envía un mensajito -a los funcionarios- y no te responde más nadie, es triste la situación”, aunque insistió con que se necesitan “más patrullaje por las noches, porque por el día no es tanto el problema”.

A punto de tirarse abajo el quincho:

Hay que recordar que el año pasado el problema de la inseguridad en el barrio casi llevó a los vecinos a derribar el quincho porque era utilizado como aguantadero de delincuentes y consumidores.